LA ESCRITURA (IV)

Sergio García Guzmán ®

La instrucción es la felicidad de la vida.

- Bolívar

La escritura es uno de los más grandes logros del intelecto humano.

El Hombre es el único animal que puede llegar a ser más de lo que predicen sus genes. Siendo un animal racional y simbólico, el Hombre puede educarse, cultivarse, perfeccionarse a sí mismo mediante el estudio. Las herramientas fundamentales para lograrlo son la lectura y la escritura. 

La escritura permite conservar el conocimiento alcanzado por las generaciones anteriores: el saber se va fijando y, lo que es más importante, almacenando. Su transmisión ya no depende de la memoria de una persona o de un grupo, sino de la capacidad de otros individuos de leerlo y decodificarlo.

Cuando la siguiente generación acceda a ese conocimiento previamente almacenado, lo aprovechará y terminará por desarrollar nuevo conocimiento, que a su vez será almacenado y escrito.  

Así se cierra un círculo virtuoso, en donde la escritura de ayer lleva a la lectura de hoy, y ésta favorece la escritura de mañana, continuando en una espiral ascendente de progreso cultural. 

De este modo, escritura y lectura son los dos aspectos fundamentales del progreso humano. Se escribe para que alguien (uno mismo u otros) lea; se lee lo que alguien más (o uno mismo) escribió.  

 Por consiguiente, la escritura tiene dos grandes finalidades: 

·          En primer lugar, el autor del escrito transmite conocimiento e información. Desde este punto de vista, la escritura permite educar a un público lector. 

·          En segundo lugar, la escritura permite que el autor aprenda, porque lo escrito será leído por un público que expresará diversas reacciones: algunos estarán de acuerdo, otros no, otros tendrán posturas intermedias. Todo esto debe realimentar al autor, lo que le permitirá considerar otras cosmovisiones. Desde este punto de vista, la escritura también permite aprender.

 El círculo virtuoso planteado originalmente se ha ampliado: la escritura de hoy impulsa la educación del público, pero también favorece la educación del escritor. Cada uno enseña y aprende del otro. El escritor educa a su público, y el público colabora en la educación del escritor.  

Por eso, la palabra escrita es fundamental para nosotros: la mejor manera de demostrar que hemos aprendido algo, es tratado de explicarlo, poniéndolo por escrito. 

Resumiendo en una sola frase: para poder escribir bien, hay que saber pensar bien y hay que estar seguro de lo que se sabe.

Es cuanto.

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