LA ESCRITURA (II)
Sergio García Guzmán ®
"Soy
hombre: duro poco
y es
enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea."
- Octavio Paz (Hermandad)
El buen escritor conoce
los recursos literarios más comunes. Estos le pueden ayudar a salir de situaciones
complejas, mostrándole caminos alternativos.
Este trabajo presenta tales recursos,
incluyendo sugerencias para pulir la versión final del texto.
Los recursos literarios son de dos grandes
tipos: de dicción y de significación.
I.
Recursos de dicción
Los recursos de dicción
permiten adornar el sonido, la fonética del texto, por lo que se emplean generalmente en
verso y no en prosa. Consisten en repeticiones de sonidos para dar mayor énfasis a la
expresión. Corresponden a la forma del texto.
A continuación se enumeran los recursos
de dicción que pueden ser aplicados en ensayos y discursos.
- Aliteración.
Es la repetición de un mismo sonido, al principio o en medio de las palabras.
Precaución: si los sonidos repetitivos están al final de las palabras, se cae en cacofonía,
que es estética y auditivamente indeseable. Por ejemplo, decir los motivos y
objetivos de este trabajo
es cacofónico, porque al final de dos palabras se
presenta el mismo sonido (en este caso: tivos, en motivos y objetivos).
Por el contrario, la siguiente expresión: principio primordial, es un ejemplo
válido de aliteración. En poesía hay dos ejemplos famosos: claros clarines
e infame turba de aves nocturnas.
- Paranomasia.
Es presentar juntas dos palabras, con significados distintos (o contrarios) pero con
sonidos semejantes. Por ejemplo, con las palabras historia y escoria
se podría formar la siguiente paranomasia: La escoria humana hace historia.
La semejanza de sonidos, pero el contraste de significados, llama la atención y destaca
la frase.
II.
Recursos de significación
Los recursos de significación son
herramientas para manejar o destacar ideas. Estos son los recursos por excelencia de la
ensayística. Corresponden al fondo del texto.
- Anáfora. Es
la repetición de una o varias palabras al inicio de cada oración. Por ejemplo, en la
primera parte de este trabajo hay siete párrafos que empiezan con estas palabras: Escribir
es difícil porque
. La anáfora es típica del verso, pero la podemos emplear
en ensayos y discursos.
- Antítesis.
Es presentar dos conceptos opuestos, pero relacionados entre sí, de modo que el contraste
entre ellos resalte aún más. Una antítesis famosa es la siguiente: ayer naciste y
morirás mañana. El contraste está dado por dos elementos diferentes: tiempo (ayer
vs. mañana) y verbos (nacer vs. morir).
- Paradoja. Es
presentar dos aspectos aparentemente contradictorios de una idea. Por ejemplo, decir:
es fácil entrar a la mas:.; lo difícil es que la mas:. entre en nosotros es
una paradoja que juega con dos aspectos del concepto mas:.. Decir el
exceso de justicia es injusticia es otra paradoja.
La
antítesis se refiere a dos conceptos opuestos, mientras que la paradoja se refiere a dos
aspectos de un solo concepto.
- Hipérbole.
Exagerar para resaltar la verdad. Su voz incendiaria y mirada asesina, es una
hipérbole de la ira.
- Ironía.
Expresar algo pero dar a entender lo contrario, para burlarse. Referirse a un político
como notable tribuno es una ironía. Es más, en este caso pasamos al grado de
sarcasmo, que es la ironía con intención ofensiva y cruel.
- Prosopopeya.
Este es un recurso literario clave. Es asignar características humanas a seres
irracionales o inanimados. Un ejemplo muy conocido: el sol acarició mi faz.
Una frase fundamental en la literatura hispanoamericana es la siguiente: le cruzaba
el rostro una cicatriz rencorosa. Se trata de una prosopopeya porque una cicatriz no
puede ser rencorosa, sino la persona que la tiene.
- El
asíndeton consiste en suprimir conjunciones para dar agilidad a la frase. El
polisíndeton es el recurso opuesto, que es repetir conjunciones innecesarias para dar
mayor gravedad y solemnidad a la frase. Por ejemplo, la frase normal Las etapas de
la redacción son: presentar la entrada, explicar los antecedentes y concluir, se
puede expresar con asíndeton: Presentar la entrada, explicar los antecedentes,
concluir, son las etapas de la redacción. También se puede emplear el
polisíndeton: Presentar la entrada y explicar los antecedentes y concluir, son las
etapas de la redacción. Ambos recursos son muy útiles en la práctica.
- El orden
lógico de una oración es sujeto verbo predicado. El hipérbaton es el
recurso de significación que consiste en alterar dicho orden, siempre y cuando la frase
tenga sentido. Así, la frase Escribir es difícil, al menos las primeras veces
puede reformularse así: Difícil es escribir, al menos las primeras veces o
incluso Las primeras veces, escribir es difícil.
- Podemos
emplear adjetivos obvios o sobreentendidos, con el fin de resaltar más una cualidad
determinada: tal recurso se denomina epíteto. Por ejemplo, decir la nieve blanca. Blanca es
un adjetivo implícito en nieve, pero se puede destacar aún más si le
interesa particularmente el autor. Lo mismo vale para hierba verde o cielo
azul.
- El pleonasmo
es también un recurso válido. Se trata de caer en redundancia, para dar más
expresividad a la frase. Un caso común es: lo vi con mis propios ojos.
- Progresión:
enumerar ideas o hechos que vayan de lo particular a lo general, de lo simple a lo
complejo, del pasado al futuro. Para el lector es más fácil ir desde lo que conoce hacia
lo que no conoce, no al revés. Por ejemplo, una progresión en el espacio es la
siguiente: En esta ciudad, a lo largo del país, en todo el continente americano, en
el mundo completo
. Sucesivamente, vamos ampliando el alcance geográfico.
- Un recurso
semejante es el políptoton, que consiste en repetir una misma palabra o verbo, pero con
variantes gramaticales. Un ejemplo, que es a la vez políptoton y progresión en el
tiempo, es: Así fue ayer, así es hoy, así será mañana. El políptoton
consiste en que el verbo ser se presenta en tres formas distintas en una misma
frase: fue, es y será.
- La
sinestesia consiste en jugar con los sentidos y atribuir características sensoriales a un
objeto que no puede poseerlas. Aunque es un recurso fundamentalmente poético, puede
generar gran expresividad en un ensayo: tierra amarga.
- Símil. Es
la comparación explícita de dos ideas, relacionándolas con nexos lógicos. Un ejemplo:
En el fondo de mi corazón, permanece un eco sin hallar la salida, es como un grito
ensordecedor.... Las palabras:
es como un
, indican un nexo,
que establece el símil o comparación entre la angustia y un grito.
- La imagen es
un símil sin nexo lógico. En el ejemplo anterior, podríamos escribir En el fondo
de mi corazón, permanece un eco sin hallar la salida, es un grito ensordecedor
.
Aquí, al suprimir la comparación
es como un grito
, transformamos
el símil en una imagen.
- La metáfora
es quitar uno de los dos términos, de modo que ya no se comparan, sino que se presentan
como idénticas. Volviendo al ejemplo anterior: En el fondo de mi corazón, hay un
grito ensordecedor
. Aquí ya no se compara la angustia con el grito ni se
habla de eco ni hay más elementos: sólo existe el grito, que es una metáfora de la
angustia.
- La
interrogación retórica es otro recurso muy útil y poderoso. Consiste en lanzar una
pregunta sin dar la respuesta, para acentuar la idea planteada. Por ejemplo: ¿Hemos
hecho lo suficiente? ¿Hemos logrado aquello que nos propusimos? ¿Podemos sentirnos
satisfechos?.
- Otro recurso
llamativo es el apóstrofe, por medio del cual se habla a un ser presente o ausente, real
o imaginario, sin esperar respuesta. Por ejemplo: ¡Dios mío, conservadme la
memoria, o Sed testigos de mi desgracia.
III.
Recomendaciones finales
A continuación, se enuncian algunos
consejos que pueden ser útiles para el escritor:
- Antes de
escribir, hay que leer un poco. Así hacen calentamiento los escritores.
- El temor
más grande del escritor se llama bloqueo. Ocurre cuando la mente se queda en
blanco, cuando ya no aparecen más ideas y el texto se queda atascado. En ese momento, hay
que plantearse estas dos preguntas: ¿cómo llegué aquí? y ¿hacia dónde quiero ir?
Normalmente, con las respuestas basta para romper el bloqueo y seguir escribiendo.
- Emplear
palabras cortas en vez de palabras largas si dicen lo mismo (V. Gr.: usar en
vez de utilizar).
- Usar una
palabra en vez de dos o tres (V. Gr.: reescribir en vez de volver a
escribir; voy en vez de estoy en camino o voy en
camino). Es decir: usar la palabra justa.
- Evitar las
palabras vagas, de tipo comodín, como cosa, algo, especie
de
.
- Emplear al
menos un verbo por oración.
- Usar el
menor número posible de adjetivos.
- Vigilar la
longitud de cada oración. La mejor guía es leerla en voz alta: si el aliento alcanza
para llegar al siguiente punto, la longitud de la frase es adecuada. También hay que
evitar las andanadas de oraciones cortas.
- Usar
solamente una oración subordinada por frase. Una oración subordinada es
aquella que sigue a la oración original, pero que está escrita a continuación de ella,
sin separación ortográfica o con una coma intermedia. Si hay dos o más subordinadas, es
mejor separarlas en dos o más oraciones independientes.
- Cuidar la
ortografía. Sobre todo los signos de puntuación: esos son los semáforos que permiten la
lectura. Si están mal puestos, la lectura puede hacerse casi imposible.
- Definir por
lo positivo, no por lo negativo. V. Gr.: escribir es correcto, en vez de
no es incorrecto. La doble negación es compleja y confunde. Recordemos una de
las primeras recomendaciones: hay que respetar al lector.
- Evitar la
monotonía, las repeticiones, lo previsible, porque aburre al lector.
- Evitar
también los cambios abruptos de espacio o tiempo, al igual que los saltos y vaivenes
entre una idea y otra: todo eso confunde y exaspera al lector, invitándolo a abandonar el
escrito.
- El texto
debe exponer ideas, no servir para el lucimiento del autor ni ser plataforma para la
vanidad. Hay autores que incluyen explicaciones demasiado académicas, especializadas o
superfluas, simplemente como una forma de lucimiento personal (Por ejemplo: frases en
latín, griego o cualesquier idioma extranjero, sin incluir la traducción; o citando a
autores que no tienen relación directa con el tema, o yéndose con rodeos para mencionar
datos autobiográficos que no interesan a nadie). Si el texto va dirigido explícitamente
a un público especializado, tal recurso es válido; si es para el público en general, es
una simple exhibición de vanidad. Una reflexión, a propósito de este mismo texto: al
explicar los recurso de dicción y de significación, constantemente se citaron versos o
frases de obras literarias. Citar a los autores, obras, corrientes artísticas, etc.,
sería mera petulancia y vanidad. Otra vez: lo primero es respetar al lector.
- Finalmente
hay que huir de los clichés. Expresiones del tipo: poner su grano de arena,
tomar cartas en el asunto, calar hasta los huesos, llegar
hasta las últimas consecuencias, la gota que derrama el vaso, son
anecdóticas y denotan pobreza de ideas y recursos estilísticos. Nunca se debe caer en
lugares comunes.
Conocer estos recursos y recomendaciones
no limita la creatividad del autor, sino que la eleva. Estas figuras son simplemente
herramientas de trabajo que amplían las perspectivas del escritor. Finalmente, él decide
si las emplea o no; si no las conoce, no puede elegir. Con la práctica, tales
herramientas se van incorporando automáticamente a la escritura, de modo que el autor ni
siquiera piensa en ellas de modo consciente.
Es cuanto..
Volver a la página principal | Volver a la sección de sociedad