Si existe una campaña de desprestigio contra la Iglesia, los responsables están dentro de la propia institución.
La Conferencia Episcopal Argentina, acaba de emitir un documento acusando,sin dar
mayores datos, una campaña de desprestigio contra la Iglesia Católica. La pretendida
campaña tendría como objetivo minar la confianza que la ciudadanía tendría en estos
"pastores".
Resulta muy sugestiva esta reacción, tomando en cuenta la gravedad de los delitos que
involucran a sacerdotes y obispos de ese culto. Lo que más grave aparece es la falta de
reflejos de la Iglesia a la hora de defender un bien superior al de sus propios
privilegios: la Justicia.
Si bien algún incauto podría creer que la actuación espantosa que tuvo la jerarquía
católica argentina durante los años de la Dictadura (1976-1983) y el inicio de la
Democracia, fueron obra de otros dirigentes que ya han muerto o se han jubilado, esta
declaración y lo que vamos sabiendo en todos estos casos habla de una "política de
estado" sostenida como Institución a lo largo de las décadas.
Y la pretendida "elevada consideración social" que estaría en juego no pasa
por otra cosa que los manejos económicos de fondos públicos en la gestión subsidiaria
de planes sociales, como veremos mas adelante.
"Felices los Ricos":
Al pasar vamos a mencionar los casos de abuso sexual que involucrarían en su comisión a
religiosos de distinta jerarquía, desde el televisivo Padre Grassi, al Obispo Storni
(jubilado de privilegio) o al ex Director del Instituto Secundario de Berrotarán, Walter
Avanzini, capturado in fraganti por las cámaras de un católico de comunión habitual en
Córdoba. También tenemos al cura de San Luis, o al del Colegio de Villa Rivera Indarte,
todos ellos merecen y tendrán una nota especial en los próximos días.
Sin embargo hay otros casos que involucran otro tipo de crímenes, menos asquerosos en lo
físico, pero no menos graves en lo social. Y que realmente comprometen la credibilidad
que pretende tener la Iglesia Católica, veamos: En lo que parece ser un guión para la
realización de "El Padrino IV", ya que encaja perfectamente en la saga
mafiosa-clerical, el ex banquero Trusso, hoy preso por defraudaciones, estafas y manejos
turbios en complicidad con el Obispado de Buenos Aires, específicamente la toma de un
crédito por 10 millones de dólares. Trusso, hijo del ex Embajador argentino ante el
remedo de Estado del Vaticano, amenaza con hacer públicas las causas que a mediados de
los 90 lo llevaban a esa ciudadela, ya que se siente traicionado por la Iglesia, que le
carga la romana al haber muerto Quarracino (el que quería hacer un campo de
concentración para homosexuales, ¿recuerda? Ahora que lo pienso podrían filmar una
película que se llame "La Chiesa è Bella", con el
Padre Grassi como un Begnigni de sotana en ese frustrado campo) y el hoy obispo en la
Provincia de Buenos Aires, que parece haber sido quien le firmaba los cheques, se refugia
en el silencio y la "dignidad" de su cargo.
Trusso amenaza con publicitar también otros vínculos entre la Iglesia y Yabrán, además
de los conocidos con Primatesta (jubilado de privilegio). La Fiscal ha solicitado penas
severas: considerando que algunos de los imputados "se valieron -para llevar adelante
ciertos hechos- del nombre de la Diócesis de Buenos Aires y así dar imagen de
legalidad". En particular, Rosalía Sánchez computó como agravantes para Francisco
Trusso la pena de 9 años de prisión acusado por 7 administraciones fraudulentas en
concurso real. Le computó como agravantes el haber sido miembro del Consejo Económico
del Estado del Vaticano, su reiterada profuguez mantenida durante más de dos años y su
evasión carcelaria .
Para Pablo Trusso, "su condición de economista" y haber dado una imagen de
solvencia para la operatoria off shore. La fiscal pidió para el jerárquico sacerdote
Roberto Toledo la pena de 2 años de prisión por participación en la administración
fraudulenta con el Arzobispado. Se trató de un préstamo en el que Toledo habría
participado fraguando la firma del cardenal Antonio Quarracino. Aunque hoy Trusso dice que
esto era lo habitual, ya que el ex cardenal primado, eludía su responsabilidad haciendo a
su subordinado que firmara. Una base de mala fe, e intención de defraudar.
¿Qué sabe Trusso?
Si no muere trágica y súbitamente como Juan Pablo I, Michele Sindona y otros que
amenazaron o comprometieron las finanzas de la Iglesia, y si no encuentra eco a su
maniobra que se podría calificar de extorsiva, Trusso seguramente dará mucha tela para
cortar con sus revelaciones. Por la época en que menciona sus viajes, uno podría
imaginar muchas cosas, sobre todo si
lo relacionamos con lo que hoy sabemos eran los manejos poco claros de negociados del
menemismo, al que Trusso y el Opus Dei le dieran una trascendencia que se compensó con la
Argentina oficiando de vocero y promotor en los foros internacionales de campañas contra
los derechos de la mujer y otras actividades lobbistas bendecidas por el conservadorismo
absoluto de Juan Pablo II y su recua de dinosaurios.
Pero que hay una campaña de desprestigio contra la Iglesia, la hay. Ahora, a los
responsables deberían buscarlos adentro, entre sus especialistas en negocios sucios,
abusadores de menores y defensores del privilegio en una Argentina que de esto está
harta.
Y si no, que expliquen su presión para que Duhalde vete la ley que elimina sus
jubilaciones de privilegio. Eso sería un buen comienzo.
Tomado de la Columna de Hugo Estrella en
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