Sergio Sarmiento ®
Entre abucheos y ajetreos, algunos funcionarios públicos ya no tienen tiempo para encontrar los libros cuya lectura hay que prohibirle a sus hijas. Por ello he tratado de identificar algunas obras que se pueden colocar ya en la lista negra. Por lo pronto he hallado una que se intitula la Biblia.
Esta es una colección de libros en un solo volumen cuyo autor ha preferido mantenerse anónimo. Desde sus primeras páginas ofrece contenidos de carácter sexual y erótico. Sus dos primeros personajes, Adán y Eva, se presentan desnudos, uno frente al otro y sin avergonzarse, pese a no estar casados (Génesis 2:25). La obra continúa después con una serie de dramas truculentos que serían inaceptables en el peor de los talk shows. Amnón, hijo del rey David, viola a su media hermana Tamar: "Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella" (2 Samuel 13:14). Pero no debe sorprendernos la conducta del hijo, ya que el propio David, tras ver a una hermosa mujer que se bañaba, Betsabé, esposa de Urías heteo, se acuesta con ella y la preña. Más tarde envía a Urías a una batalla para que sea muerto por el enemigo (2 Samuel 11:1-27).
Lot, un hombre bueno, es visitado por dos ángeles a quienes él acoge en su casa. Los hombres del lugar se presentan a su puerta y le dicen: "¿Dónde están los varones que llegaron a ti esta noche? Sácalos para que los conozcamos". (Conocer aquí tiene el sentido de tener una relación sexual.) Lot se niega, pero ofrece: "He aquí que tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado" (Génesis 19:1-11). Lot es salvado de la destrucción de su ciudad, Sodoma, por su supuesta virtud. Pero más tarde sus hijas lo emborrachan en dos noches consecutivas para acostarse con él (Génesis 19:36).
No es éste el único pasaje en la Biblia en que un personaje ofrece a mujeres para ser violadas a cambio de que no se haga daño a alguien más. Un viajero recibe albergue en una casa en Gabaa. Durante la noche "los hombres de aquella ciudad, hombres perversos", le exigen al dueño de la casa: "Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos". El anfitrión no está dispuesto a permitir que su huésped sufra ese ultraje, pero ofrece a cambio a "mi hija virgen y a la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame". Los hombres rechazan la oferta, pero el dueño de la casa de todas maneras saca a la concubina: "y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba". La mujer muere con la violación tumultuaria (Jueces 19:16-30).
Salomón
es uno de los grandes reyes en las narraciones de esta obra, pero es también un hombre
obsesionado por el amor de las mujeres: "Y tuvo setecientas mujeres y trescientas
concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón" (1 Reyes 11:3).
El Cantar de los Cantares es un poema de atrevido erotismo: "El rey me ha metido en
sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti" (1:4). Los amantes del poema no
guardan ningún recato: "Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre
mis pechos" (1:13). En un lenguaje elegante, sus descripciones buscan promover la
concupiscencia: "Los contornos de tus muslos son como joyas... tu ombligo como una
tasa redonda que no le falta bebida. Tu vientre como montón de trigo cercado de lirios.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela" (7:1-3).
No
sólo el Antiguo Testamento, la primera parte del volumen, tiene pasajes objetables. En el
Nuevo Testamento el personaje principal, Jesús, muestra piedad y devoción, pero también
una inaceptable tolerancia a los pecados de las mujeres. Cuando visita la casa de Simón,
el fariseo, "una mujer de la ciudad, que era pecadora" trae un frasco de perfume
que usa para ungirle los pies. Simón lo cuestiona por dejarse lavar por una pecadora,
pero éste la defiende (Lucas 7:36-50). En otro momento, la multitud trae al templo a una
mujer "sorprendida en el acto mismo de adulterio". La ley de Moisés ordena que
se le apedree. Pero Jesús apunta: "El que de vosotros esté sin pecado sea el
primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:1-11).
Sé que la Biblia ha sido presentada por algunos estudiosos como una obra con virtudes
morales. Y quizá las tenga. Pero si se examinan los pasajes citados quedará claro que es
mucho peor que otras, como Aura de Carlos Fuentes o Doce cuentos peregrinos de Gabriel
García Márquez, cuya inmoralidad ya ha quedado demostrada.
Tomado del Periódico Reforma.
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