Fdo. Baltazar Garzón Real ®
Baltasar Garzón
Real.
Magistrado-Juez del Juzgado Central De
Instrucción No. 5 Audiencia Nacional.
C/. García Gutiérrez 1 28.004.
Madrid - España.
Subcomandante Insurgente Marcos: No le
voy a discutir que me llame "payaso grotesco". Prefiero ver mi nombre
abiertamente asociado a la democracia como un payaso que esconderlo tras la falsa
rebeldía, la violencia, la mentira, el desconocimiento, la falta de ética y de
escrúpulos, y demás rasgos que usted, cada vez con mayor claridad, representa.
¿Cómo se atreve a insultar
impunemente al pueblo español, que en su conjunto viene sufriendo la lacra terrorista
desde hace más de 30 años? ¿Nadie le ha dicho que 853 personas han sido asesinadas con
coches-bomba, con pistolas, metralletas, lanzagranadas, etcétera, por la espalda, con
alevosía, o con un disparo en la nuca? ¿Cómo puede usted ignorar a las decenas de
niños asesinados, a las más de 4 mil personas mutiladas y heridas, a los ciudadanos y
ciudadanas que perdieron sus bienes y su libertad? ¿Qué les dirá a los que hoy, día 3
de diciembre de 2002, han vuelto a sufrir el zarpazo de los terroristas en Santander?
¿Dónde están en su carta unas
palabras tan sólo algunas palabras para esas víctimas del terrorismo? No están en
ningún lado, porque usted (en su fundamentalismo represor, pleno de autoritarismo y de
soberbia) destila odio hacia esas víctimas, y hacia todos los que no somos o pensamos
como usted.
Con iniciativas como la sectaria carta
que ha escrito lo único que pretende es que le oigan o le lean aquellos que ya están
previamente convencidos y que se alimentan entre sí como lo hace usted de los virus de la
violencia, el odio y la intolerancia. Así no se hace Estado, ni Democracia ni se forma un
país, ni se conquista el corazón de los ciudadanos. Así lo único que se consigue es
sembrar la maldad de un planteamiento político deformado y muerto desde su inicio, amén
de traicionar a aquellos que dice defender, y, que merecen el máximo respeto. Con
actitudes así, usted perderá incluso a quienes siguen el espejismo del futuro que usted
les ha ofrecido. La causa indígena se ve gravemente amenazada por las actitudes de
intolerancia extrema que usted ha adoptado.
¡Habla usted de rebeldía! Mire, la
rebeldía que yo entiendo es la que se hace día a día luchando desde el Estado de
Derecho, en la Democracia y por la democracia; aplicando el principio de igualdad ante la
ley, el de presunción de inocencia y una justicia independiente. Esta es la rebeldía que
practican muchas mujeres y hombres que buscan un mundo mejor y diferente. Entre todos
tratamos de consolidar un sistema de garantías que nos cohesione como pueblo diverso y
que nos vertebre como un Estado plurinacional.
Quizás usted no lo sepa (o no le
hayan informado bien sus amigos, o no haya oído o leído todas las noticias o textos que
debería) pero los verdaderos héroes que existen en el País Vasco y los verdaderos
rebeldes no son los terroristas que usted defiende, sino sus víctimas, los hombres y
mujeres que tratan de defender una opción democrática o consolidar las instituciones, o
desarrollar una libre cátedra; o trabajar sin temor a sufrir extorsiones y persecuciones.
Aquellos a los que usted eufemísticamente llama "rebeldes vascos", son seres
sumisamente vinculados a la estrategia de la violencia más injusta y demencial que existe
en Europa.
No señor Marcos, en España no se
ilegalizan ideas, no se persigue a nadie por lo que piensa, cree o discrepa. Parece como
si a usted y a otros como usted, que construyen su discurso sobre el franquismo
trasnochado y repudiado, les fastidiara que esta etapa se haya superado en España, que
exista libertad, control de poder y Estado de Derecho, y en España se persigue el
terrorismo con arreglo a la ley, desde la ley, y con todas las garantías y controles que
el ordenamiento jurídico establece. Y le aseguro que este ordenamiento es uno de los más
rigurosos del mundo. Aquí hay un Tribunal Constitucional, y un Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, y existe también la responsabilidad de los jueces y de todos los
ciudadanos y ciudadanas. Aquí todos tienen cabida, incluso para separarse y no estar,
pero, eso sí, desde la no violencia, desde la lucha política. Si usted no entiende esto,
no tiene conciencia de lo que dice. Así que no hable de "rebeldía" de los que
matan, secuestran o lesionan a los inocentes en forma selectiva o sistemática; o de los
que masacran a sectores completos de población. A estos se les llama criminales contra la
humanidad y así deben ser perseguidos, investigados y juzgados.
Usted ha ofendido a quienes han
participado activamente en la construcción de la Democracia de España: el Rey de España
y a los presidentes del gobierno Felipe González y José María Aznar, entre otros. Los
calificativos viles que ha empleado usted no los tocan a ellos: lo degradan a usted. Todos
tenemos defectos, pero no desprecie usted gratuitamente a quienes, en España, han
participado o participan en el escenario histórico, respetando siempre a quienes difieren
en pensamiento y acción; cualquiera de ellos o de los que, en mi país dan la cara, hacen
más que usted por su "movimiento". Su cita del caso Pinochet es igualmente
patética, y muestra un desprecio que raya en la vileza más absoluta hacia las víctimas.
No hay duda: usted se ha colocado en el bando equivocado: no porque canten sus
"hazañas", los terroristas y quienes como usted les apoyan tienen más razón
que aquellos que los critican. Habla usted de dignidad y rebeldía pero creo que ha
equivocado los términos si los aplica a los asesinos y responsables terroristas y, desde
luego, se priva usted mismo de las que pudiera tener y que algunos, erróneamente, le
concedíamos.
Le confieso que para mí, señor
Marcos, usted representaba algo diferente: una especie de rayo de coherencia. Ahora
advierto mi gravísimo error. Le había otorgado una categoría que no merece. Usted no es
más que un barco a la deriva. Cuando al principio, al frente de su "Ejército",
contaba con la simpatía de muchas personas (la mía incluida), tuvo usted ocasión de
llevar la causa indígena a buen puerto, pero erró el rumbo y ahora ya sabemos por qué.
No necesita usted quitarse la máscara para haberse desenmascarado: usted, sencillamente,
no cree en los derechos esenciales del hombre ni en la democracia, ni siquiera en los
derechos cívicos de su propio pueblo.
Yo no soy, como afirma usted,
"fascista" ni "terrorista de Estado". Nunca he tomado un arma en mi
vida (salvo para cazar alguna perdiz). Soy en esencia un pacifista. Procuro aplicar la ley
y cumplirla a rajatabla, en un Estado Democrático Social, y de Derecho, lo que me
corresponde como profesional del derecho y en ello está empeñada mi responsabilidad.
Llevo 22 años prestando un servicio público y 14 de ellos procurando combatir con las
armas que da la Ley, el narcotráfico, el crimen organizado, la corrupción, el terrorismo
y los crímenes de Estado y de la humanidad. En esta larga batalla he podido cometer
errores, pero a diferencia de usted he dado la cara y firmado con mi nombre, y he asumido
mis equivocaciones. En cambio usted se parapeta cobardemente en una suerte de atalaya que
le convierte en un ser extraño, exótico, un espectro detrás de una máscara y de una
ridícula pipa. No suelo dar consejos, pero aquí va uno: abandone usted el disfraz y su
escondite, demuestre que es un líder, dé la cara, enfréntese a la sociedad mexicana,
defienda sus ideas en igualdad de condiciones; dígale adiós a las armas, permita que sus
hombres sean libres, no secuestre ni mancille a la Democracia. De "gachupín a
gachupín" (porque no dudo que usted tiene sangre "gachupina" en las venas)
y con el mayor respeto y admiración hacia México, país entrañable al que tanto debemos
los españoles incluidos los vascos, le reto cuando usted quiera y donde usted quiera, a
que sin máscaras ni disfraces, cara a cara, podamos hablar del terrorismo, de rebeldía,
de dignidad, de lucha, de insurgencia, de política, de justicia, de todos aquellos
valores que sirven para construir un país y una democracia y defender los derechos de los
que menos tienen.
"Hoy es siempre todavía",
decía Antonio Machado. Albergo la tenue esperanza de que recobre usted la razón que
parece haber extraviado y ese fondo democrático que, quizá alguna vez, tuvo.
Fdo. Baltasar Garzón Real .
Magistrado-juez
.Tomado del periódico El Universal
Volver a la página principal | Volver a la sección de política